EL PALEOLÍTICO INFERIOR Y MEDIO
ANTES DE LOS NEANDERTALES
Hace unos 130.000 años, a finales del Paleolítico Inferior, algunos grupos de cazadores recolectores de la especie Homo heidelbergensis tallan herramientas de piedra de la denominada industria Achelense en extensos establecimientos al aire libre en nuestro territorio, como el de La Verde, en Camargo, o el de El Hondal, en Polanco.
NUESTRA ESPECIE HERMANA
Homo heidelbergensis y su cultura evolucionaron en la región, dando paso a H. neanderthalensis, que aparece aquí hace unos 80.000 años. Las poblaciones de neandertales se adaptaron adaptándose al contexto europeo y de Asia occidental y central. En este entorno, experimentaron varias fluctuaciones de temperatura y fueron capaces de sobrevivir a cambios importantes en los recursos que les ofrecía el medio.
Desarrollaron una técnica muy elaborada de trabajo de los últiles de sílex, la técnica Levallois, aunque también emplearon cantos de cuarcita y otros materiales menos sofisticados. Son los responsables de la denominada industria Musteriense.
Los neandertales, originalmente considerados carnívoros, han revelado una dieta muy diversa con una presencia elevada de frutas y vegetales, que constituían el 80% de su alimentación. Adaptándose a diferentes entornos, consumían desde animales pequeños hasta productos del mar.
Su presencia dejó numerosos yacimientos arqueológicos repartidos por el territorio del Geoparque, como los de El Rostrío, La Verde, Altamira o el Pendo, cuyos registros pertenecen a esta, nuestra especie hermana, con la que nos mezclamos parcialmente cuando nos encontramos al salir de África.
EL PALEOLÍTICO SUPERIOR
NUESTRA IRRUPCIÓN EN LA ESCENA: EL AURIÑACIENSE
Hace unos 38.000 años, en un momento de inestabilidad climática en el que las temperaturas van descendiendo, los humanos modernos llegaron a la zona, desplazando la población Neandertal anterior. En muchos casos, las mismas cuevas y campamentos de los neandertales se utilizaron durante el Paleolítico Superior, prosperando gracias a los abundantes recursos de la región, no solo alimenticios, sino también de refugio y materiales.
Estos primeros humanos modernos que llegan desde África traen consigo una nueva tecnología lítica, la industria Auriñaciense, conformada por raspadores hojas, buriles, puntas de azagaya, a la que se suman útiles de hueso.
Aparecen los grabados y los ornamentos formados por dientes o conchas agujereadas. Estas poblaciones emplean el ocre como colorante y traen consigo el primer arte parietal.
LOS RIGORES DE LA GLACIACIÓN: GRAVETIENSE Y SOLUTRENSE
A medida que las temperaturas siguen descendiendo y los recursos naturales se vuelven más escasos, la cultura y las poblaciones humanas que las crean cambian.
Las gentes del Auriñaciense dan paso a las de Gravetiense, una población de alta estatura, incluso para los estándares actuales, cuya cultura se expande por buena parte de Europa y que van a basar su subsistencia en mayor grado que las culturas predecesoras en la caza, debido a las condiciones extremadamente frías de esta época. Esto hace también que las gentes del Gravetiense tengan que desplazarse más, siguiendo las manadas de mamíferos.
Hay cambios en la industria lítica y los útiles, y comienzan a cocer arcilla. Emplean cuentas de hueso y dientes de animales para adornar su vestimentas y crean pequeños objetos ornamentales y pinturas.
Es en estos momentos en los que se realizan, entre otras, las pinturas de la cueva de El Pendo. Su magnífico friso contiene ciervas, cabras, caballos y zoomorfos pintados con la técnica de punteado o tamponado.
Será posteriormente, en el Solutrense, cuando la construcción de útiles de sílex llegue a su apogeo técnico, ejemplificado por las puntas de flecha y las puntas en hoja de laurel de los diversos proyectiles empleados.
LA EDAD DE ORO DEL ARTE PREHISTÓRICO: EL MAGDALENIENSE
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EL MESOLÍTICO Y EL NEOLÍTICO
EL FIN DEL PALEOLÍTICO: EL AZILIENSE Y LA CULTURA ASTURIENSE
Hace unos 10.000 años, el fin de la glaciación da lugar a importantes cambios en el territorio:
El ascenso del nivel del mar da lugar a la inundación de las llanuras litorales y la configuración de una nueva línea de costa más próxima a la actual. La modificación de las condiciones climáticas permite la expansión de los bosques templados, provoca la migración hacia el norte de los grandes mamíferos del frío y da lugar a la entrada en escena de nueva fauna.
Estos importantes cambios obligan a las comunidades humanas a adaptarse, y esto parece conllevar la decadencia de la cultura paleolítica, con la desaparición de la manifestaciones artísticas y la simplificación de los útiles y artefactos característicos en el denominado periodo Aziliense.
Estos cambios se consideran el cierre del Paleolítico y una etapa de transición hacia el Neolítico.
Más adelante, en el denominado periodo Asturiense (hace entre 9.000-7.000 años), los yacimientos en cuevas o al aire libre parecen ceñirse al litoral, y se cree que estas poblaciones obtenían tenían una importante fuente de sus recursos en el marisqueo, produciendo importantes acúmulos de restos de moluscos (concheros). En tierra, diversificaron la caza y la recolección para aprovechar los nuevos recursos que suponían las especies de animales y plantas que habían llegado al territorio.
LA LLEGADA DE LA GANADERÍA Y LA AGRICULTURA
Las innovaciones neolíticas llegaron relativamente tarde a la región debido a su ubicación marginal y paisaje abrupto. La ganadería y la cultura megalítica llegaron a Cantabria alrededor del 4.500 a.C. y se mezclaron con las tradiciones locales, al igual que sucedería con las sucesivas tecnoculturas en los miles de años siguientes.
LA EDAD DEL BRONCE
LAS TRIBUS CÁNTABRAS: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA
Altamira ha sido denominada la Capilla Sixtina del arte rupestre. Su relevancia científica y cultural hacen de esta cavidad una de las más importantes del mundo, por lo que en el año 1985 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. Esta declaración fue ampliada en 2008 a otras cavidades sobresalientes del norte de España, como la de El Pendo, con la finalidad de dotar a Altamira de un contexto más amplio para comprender mejor las formas de vida y las expresiones materiales de la prehistoria europea.
Es también la más icónica de las cuevas con arte rupestre. El descubrimiento pionero de su conjunto pictórico en 1879 fue el primer hito del conocimiento del arte parietal europeo, desconocido hasta el momento. En una célebre controversia que no se resolvió hasta el año 1902, la comunidad científica del momento rechazó inicialmente la autenticidad de sus pinturas, hasta que nuevos hallazgos en Francia respaldaron su carácter genuino.
El museo se crea en 1924, y alberga la colección resultante de las diversas campañas de investigación llevadas a cabo en el lugar durante décadas. Tras el cierre de la cueva original al público por motivos de conservación, en el año 1977, se reabre para un número muy restringido de visitantes hasta la inauguración del actual museo en 2002.
Ese año se termina la réplica exacta del denominado techo de los polícromos, una espectacular galería en la que los relieves abultados de la roca fueron empleados por los artistas originales como base para dotar a las pinturas de volumen y realismo. Destaca el conjunto de bisontes, entre los que se encuentran ciervos, jabalíes, cabras y caballos.
Es muy recomendable la visita complementaria al MUPAC, que alberga y exhibe una impresionante colección de objetos decorados del Paleolítico.
LA EDAD DEL HIERRO
LOS CÁNTABROS: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA
La Edad del Hierro está marcada por la llegada de los celtas indoeuropeos alrededor del año 800 a.C., fusionándose una vez más con las culturas anteriores y creando una identidad algo cohesiva: los Cantabrii. Debido a su naturaleza beligerante, los castros se volvieron comunes, y se crearon hitos importantes, como las gigantescas estelas de piedra tallada, como la de Zurita en Piélagos.
LAS GUERRAS CÁNTABRAS
Después de las Guerras Cántabras (29-19 a.C.), la región fue asimilada por la República Romana y, posteriormente, por el Imperio Romano, aunque Cantabria se mantuvo como un lugar poco desarrollado y escasamente romanizado, conservando muchas de las tradiciones locales. Sin embargo, el legado romano en la región es notable, con lugares importantes como Santander y Suances que se destacaron en este período. A pesar de la decadencia del imperio romano, la región recuperó su independencia y volvió a prácticas casi prerromanas.
LA CANTABRIA ROMANA
LA CANTABRIA ROMANA
Después de las Guerras Cántabras (29-19 a.C.), la región fue asimilada por la República Romana y, posteriormente, por el Imperio Romano, aunque Cantabria se mantuvo como un lugar poco desarrollado y escasamente romanizado, conservando muchas de las tradiciones locales. Sin embargo, el legado romano en la región es notable, con lugares importantes como Santander y Suances que se destacaron en este período. A pesar de la decadencia del imperio romano, la región recuperó su independencia y volvió a prácticas casi prerromanas.
LA EDAD MEDIA
LA CAÍDA DE ROMA Y LA LLEGADA DE LOS VISIGODOS
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UN REINO CRISTIANO EN UN CONTEXTO MUSULMÁN
Después de la Conquista Musulmana de la península ibérica en 711, el Reino de Asturias abarcó la mayor parte de la Cantabria actual. Para defender la tierra, se construyeron muchos pequeños castillos, como el de El Collado en Camargo. En esta época, se cree que Cantabria finalmente se cristianizó, ya que los ritos paganos persistieron en áreas rurales hasta la llegada de refugiados cristianos del norte de la Meseta ibérica. En los siglos siguientes, Cantabria experimentó algún crecimiento económico, destacándose en el siglo XII gracias a los privilegios económicos otorgados a las ciudades costeras, como Santander en 1187.
LA ÉPOCA SEÑORIAL
A medida que avanzaban la Edad Media, los terratenientes locales comenzaron a acumular propiedades y riqueza, disminuyendo la de la gente común y del clero. Se construyeron casas y torres ostentosas para mostrar riqueza y controlar la tierra y el comercio. Un ejemplo destacado en este sentido es la Mota de Trespalacios, construida para controlar a los aldeanos y el comercio en un estilo de motte-and-bailey, extremadamente raro en España pero común en Europa Central. Esta tendencia se maximizó en los siglos XIV y XV, cuando los aristócratas aprovecharon la inestabilidad y debilidad del Reino de Castilla para obtener privilegios. Se construyeron más y más castillos y torres para someter a la población y controlar las fronteras de sus dinastías.
LA EDAD MODERNA
UNA ECONOMÍA EN EXPANSIÓN
A finales del siglo XV, el descontento social contra el dominio aristocrático y sus prácticas dudosas se acumuló, y varios valles de Cantabria litigaron para liberarse de ellos. Este proceso, conocido como el “Pleito de los Nueve Valles”, culminó en la creación de una provincia independiente que abarcaba una gran parte de Cantabria, respondiendo solo al rey a partir de entonces. Lentamente, varios valles se desvincularon del control señorial y se unieron a la provincia. Así, entre 1788 y 1796, se fundó la primera Provincia de Cantabria, cuando las ciudades costeras de Santander, Laredo, Castro Urdiales y San Vicente de la Barquera finalmente se unieron al proyecto.
Estas cuatro ciudades fueron clave para la proyección de poder y comercio castellano y luego español, ya que formaron una hermandad para defender sus intereses y los de la nación desde 1296. En sus muelles se construyeron muchas naves de guerra para proteger el comercio con las Indias. No solo galeones y acero cruzaron el Atlántico desde Santander, sino también muchos bienes, especialmente cerveza, lana, semillas y, principalmente, harina. Esto llevó a la construcción de numerosos molinos fluviales y de marea en la región, convirtiéndose en un importante Patrimonio Cultural de Cantabria, ya que es la región europea con la mayor densidad de este tipo de estructuras.
El declive del Imperio Español y los muchos conflictos que enfrentó España en los siglos siguientes afectaron la economía y el desarrollo de la región, pero también dejaron gran parte del patrimonio que aún se mantiene hoy en día. Destacan el Castillo de Corbanera, las Baterías de Cañones de San Pedro de la Maruca, las fortificaciones de la Península de Hano y otras de menor entidad repartidas por el territorio de Costa Quebrada.
LA GUERRA CIVIL
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA EN COSTA QUEBRADA
La Guerra Civil Española (1936-1939) también tuvo un impacto significativo en Cantabria. Aunque nuestro territorio fue uno de los menos afectadas por los combates directos, experimentó tensiones políticas y sociales durante el conflicto.
La región estaba dividida entre republicanos y franquistas, al igual que el resto de España. Los republicanos apoyaban el gobierno democrático y progresista de la Segunda República Española, mientras que los franquistas, liderados por el general Francisco Franco, buscaban derrocar la República y establecer un régimen autoritario.
En Cantabria, hubo enfrentamientos esporádicos entre fuerzas republicanas y franquistas, pero la situación general era menos intensa que en otras partes del país. La ciudad de Santander fue un punto estratégico durante la guerra. Durante la ofensiva del Norte en 1937, las fuerzas franquistas avanzaron hacia la región desde el sur y lograron tomar Santander en agosto de ese año.
Durante la guerra, Santander sufrió bombardeos y destrucciones significativas, y muchos de sus habitantes huyeron o fueron evacuados. Después de la caída de Santander, se produjo una evacuación masiva de refugiados republicanos hacia otras zonas bajo control republicano y hacia otros países.
La posguerra en Cantabria estuvo marcada por la represión política y social impuesta por las autoridades franquistas. Se llevaron a cabo ejecuciones, encarcelamientos y purgas contra aquellos que eran percibidos como simpatizantes republicanos o “rojos”. La represión también afectó a intelectuales, sindicalistas y cualquier persona considerada como opositora al régimen franquista.
EL BOLO PALMA
Los bolos en Cantabria son mucho más que un simple juego, son parte de nuestra identidad cultural. Hay competiciones y ligas locales, regionales y nacionales, y el juego de los bolos es muy valorado por la habilidad técnica que exige.
De todas las variedades existentes en nuestra región, en Costa Quebrada se practica la más extendida, el denominado bolo palma o bolo montañés. esta variedad se practica en numerosos lugares fuera de su zona de aparición debido a la diáspora montañesa, que llevó su práctica a otras regiones de España y a las antiguas provincias de ultramar en las Américas.
LAS REGATAS DE TRAINERAS
Las traineras son modestas embarcaciones pesqueras que se empleaban para la pesca en las proximidades de la costa.
Lo que comenzó siendo la urgencia por llegar a puerto antes que las demás embarcaciones para lograr un mejor precio para las sardinas recién pescadas acabó siendo un deporte de gran arraigo y tradición, compartida con todos los pueblos hermanos de la costa cantábrica.
LA MÚSICA POPULAR
Nuestra herencia musical es rica y variada. Al principal instumento, la voz, tanto en solitario como en formaciones corales de diferente naturaleza, se unen panderetas, pitos (clarinetes), gaitas y tambores para las fiestas y el baile, o el rabel en la intimidad de las cocinas.
LAS DANZAS
Las danzas abarcan desde bailes grupales de tipo ritual, elaboradas coreografías a bailes por parejas, más modernos.